martes, 6 de agosto de 2024


Madrid, noche tórrida. Una terraza raleada de clientes adictos al abanico y la cerveza. El calor del asfalto cerca el pensamiento perezoso cuando una voz de trueno se alza entre las mesas y descerraja una sentencia que tirita en la canícula insoportable:

  • La estupidez me ofende.

Amén.

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