jueves, 24 de febrero de 2011
La música de los ángeles
miércoles, 16 de febrero de 2011
Cazapalabras
Vivimos entre sombras, las sombras que proyectan las escasas palabras, alargada y flexibles, que usamos para todo. Porque las otras, más hermosas y abiertas, se nos están marchitando, como flores en invierno, por falta de aliento.
A veces, cuando escucho, envidiosa, mi propia lengua, rica y nutritiva, hablada al otro lado del océano, se me llenan de pasiones las papilas gustativas del cerebro, y me invade las nostalgia.
Hoy he agitado un “cazapalabras”, mientras escuchaba hablar a un amigo argentino, y se me han quedado todas estas dentro: “prolijo, galpón, desdicha, tremolar, quilombo, porteño”, sólo en un rato de dichosa “plática”.
domingo, 6 de febrero de 2011
El mundo árabe se estremece (Reflexiones del Minotauro)
El mundo árabe se estremece y su escalofrío atraviesa fronteras y conmueve gobiernos que están a muchos kilómetros, mientras nosotros continuamos con nuestras vidas, preocupados de pagar la hipoteca o de comprar una pizza, sin pensar que, quizá, esta sea la siguiente sacudida que cambie el orden del mundo conocido.
No puedo saber, obviamente, quienes han encendido estas nuevas revoluciones, pero me pregunto si, quizá, no lograrán exactamente el resultado opuesto al que esperan.
En cualquier caso preocupa y mucho un giro radical en un lugar tan sensible geoestratégicamente como Egipto: tan cercano a la zona de conflicto de oriente próximo siendo, además, uno de los pocos países de “corte laico” que aún quedan en la zona.
Preocupa también, aunque de otra manera, que el tesoro cultura que conserva el país pueda verse expoliado como ocurrió en Iraq, porque ese legado era su mayor fuente de riqueza y la pérdida económica que va a suponer este levantamiento al perder toda la industria turística (al menos durante una larga temporada) puede hacer que arraiguen nuevos radicalismos.
jueves, 3 de febrero de 2011
Fuga de cerebros (Reflexiones del Minotauro)
Uno de los motivos que impulsó a la RDA a elevar el muro de Berlín en agosto de 1961 fue la sangría de universitarios bien preparados que, después de haber recibido una buena educación pública y gratuita en la zona soviética, atravesaban las fronteras de la entonces aún ciudad abierta de Berlín para refugiarse en embajadas occidentales, solicitar asilo político y comenzar una nueva vida.
Pasados los años, hoy Alemania ofrece a los universitarios españoles bien cualificados un atractivo abanico de trabajos y una carrera laboral que España no puede darles en el estado de “catalepsia” en que vive sumida la economía y la política de nuestro país.
Desde el punto de vista humano, los jóvenes que logren sus metas comenzarán una nueva vida y posiblemente nunca retornarán, de forma definitiva, a España. Pero para nosotros, como país que no ha sabido retener a sus cerebros, a su mano de obra cualificada y capaz de devolver el pulso a nuestro futuro, ésta será una pérdida irreparable porque, en la mayoría de los casos, sólo quedarán aquellos que por miedo o por mediocridad, no hayan podido granjearse un porvenir mejor en otro país.
Quizá todo esto debería hacernos reflexionar sobre nuestra manera anárquica y centrípeta de hacer política, sobre nuestra falta de visión de futuro y sobre nuestro inflexible carácter “resultadista” porque, detrás de nosotros, vendrán nuestros hijos y los médicos que nos atenderán, los ingenieros que construirán nuestras infraestructuras, los arquitectos que eleven nuestras ciudades, los científicos que “inventen” el futuro o los catedrático que formen a los próximos universitarios, posiblemente no serán los mejores de su promoción, porque aquí no tendrán espacio suficiente, ni medios adecuados para desarrollarse en toda su plenitud.
Las consecuencias de todo ello, desgraciadamente, no tardaremos en vivirlas.
miércoles, 2 de febrero de 2011
Certezas espaciales
Vuelve la eterna pregunta de si estamos solos en el universo, pero esta vez parece más cercana la respuesta, más ancha, más convincente, más estimulante, pero también más aterradora.
Después de los últimos descubrimientos del telescopio espacial Kepler, de los que hoy habla toda la prensa, es imposible creer que seamos los únicos seres inteligentes que habitan la inmensidad del espacio.