He caminado muy despacio hasta llegar aquí. Quería retener cada segundo. La belleza del sol atravesando las hojas recién nacidas en los árboles; el viento templado sobre mi piel; la grandeza inequívoca y concreta de la vida cuando nada la toca ni la empuja. He caminado muy despacio y he tendido la vista sobre los salientes, frente el mar gris plomizo que se despierta muy lentamente del invierno y he respirado hondo, llenando mis pulmones con todos los hermosos presagios de la primavera, antes de saltar al vacío.