Cada niño es un genio en potencia. Todos tienen una capacidad natural para aprender, todos tienen curiosidad y un instinto innato para el conocimiento, pero no todos tienen las misma oportunidades. Cada mente que se pierde por falta de estímulo, por falta de ambición de los profesores, de los padres o del sistema, es una grave pérdida para toda la humanidad.
Yo crecí en un barrio en el que no existían las bibliotecas públicas, pero tuve la suerte de tener unas magníficas maestras que despertaron mi entusiasmo por la lectura y el conocimiento. Sin la labor encomiable de aquellas profesionales de la enseñanza que se tomaban cada tropiezo, cada fracaso, como un reto personal, jamás habría llegado a creerme capaz de avanzar, de aprender, de leer y de escribir.
Cuando un solo niño abandona sus estudios, cuando se rinde, cada uno de los seres humanos que vivimos sobre la tierra perdemos la oportunidad de disponer, para nuestro desarrollo, de un gran hombre (entendida esta palabra como “ser humano”), por eso es imprescindible que, independientemente de la escuela a la que asistan nuestros hijos, nietos, sobrinos, vecinos o conocidos (pública, privada, laica o religiosa), encuentren en ella a profesores vocacionales y sistemas educativos que los hagan grandes, que les enseñen a pensar, a decidir, a expresarse; en definitiva, que descubran su talento.
Nos espera un tiempo indefinible en el que se crearán nuevas profesiones que ahora mismo no somos capaces de imaginar, en el que probablemente habrá menos puestos de trabajo pero mucho más especializados, en el que saber pensar e imaginar, desarrollar nuevas hipótesis y arriesgar nuevas fórmulas será imprescindible y, en cambio, a menudo no nos damos cuenta de que, nuestros niños, los de todos, son el sustrato fundamental para que ese desarrollo inevitable llegue a buen puerto. Así que antes de permitir que un niño quede al margen o pierda una oportunidad por falta de recursos, porque es de una clase social distinta o de una etnia diferente, deberíamos pensar que muy posiblemente estemos privando a un futuro genio de las herramientas que podrían hacer que el mundo fuese un poco mejor.