jueves, 23 de mayo de 2024

Egotismo delirante




La vehemencia no es un buen rasgo para un presidente. El ansia de protagonismo, la megalomanía, el egotismo delirante, no producen grandes líderes, producen dictadores. A veces, los pueblos exhaustos por el sufrimiento prolongado, se dejan caer en la madriguera de conejo de las ensoñaciones mesiánicas, pero el resultado final de esa debilidad es la represión, la depuración, la mediocridad, la pobreza y el miedo. Son muchos los personajes que se están subiendo a sus tribunas para prometer imposibles, casi siempre buscando - igual que hicieron los fascismos-, enemigos comunes contra los que proyectar todas las frustraciones sociales. Pero la historia nos dice que ningún tirano dio luz y esperanza a su pueblo. Todos ellos pisotearon derechos, vidas y libertades para perpetuarse en el poder. Todos ellos manipularon y retorcieron la verdad para asegurarse la lealtad incondicional de los supervivientes.

domingo, 19 de mayo de 2024

Lecturas


Hay tanto por leer, por aprender, por degustar. Hay tanta oferta antigua y nueva. Hay tanto vertido sobre los papeles impresos, vírgenes , inocentes, que me pregunto si merece la pena seguir emborronando el mundo. Hay tanto memorable y, sobre todo, hay tanto innecesario, repetitivo y fatigante, que resulta casi imposible separar el trigo de la nada vacía de palabras prescindibles, publicadas para mayor gloria del ego insustancial de quien lo escribe. Hay tanto, tanta sobreproducción marchita, tanta falta de autocrítica o criterio, tanto decir sin decir nada que, a veces, el desaliento me gana.


viernes, 17 de mayo de 2024

Tiempo

 


El tiempo es un demonio que se te mete en el cuerpo y lo socava, lo erosiona y lo fatiga hasta moldear el viejo que todos llevamos dentro.

domingo, 12 de mayo de 2024

Paseo por Madrid



Paseo por Madrid, el mismo Madrid por el que me llevó mi padre de la mano tantas veces. El de los barrios sabrosos y la gente hablando en los portales; el de las churrerías y las tabernas; el de los modestos limpiabotas que se ganaban unas monedas a las orillas de la Gran Vía; el de los aperitivos de gambas y los suelos crujientes  de servilletas de papel. 

Sin embargo esa ciudad ha desaparecido. En algunas cosas ha mejorado, claro está, pero la gentrificación ha ido destruyendo el tejido humano que la hacía única. Las tiendas de ultramarinos, las droguerías, las panaderías, las mercerías, se han transformado en negocios de venta de recuerdos, turrones, cafés y bares de tapas con oropeles ficticios de pasado. Una pequeña multitud de supermercados express dan servicio a los apartamentos turísticos y, la libertad de especular, ha destronado para siempre, el derecho a una vida digna y en paz en el centro de nuestra propia ciudad.

sábado, 11 de mayo de 2024

Reflexiones del Minotauro

Solo quiero hacer una reflexión en voz alta: La mayoría de los españoles no somos antisemitas, sencillamente estamos en contra de la política genocida y de tierra quemada que está aplicando Israel al pueblo civil palestino que sobrevive en Gaza. Y este análisis podemos hacerlo con toda la contundencia porque, afortunadamente, España es un país que, cuando fue abrasado por el terror de ETA, supo distinguir, clara y coherentemente, entre vascos y asesinos. No creo que los gazaties se merezcan menos.

domingo, 5 de mayo de 2024

Día de la madre

Mi madre se quedó huérfana cuando tenía nueve meses. Tras la Guerra Civil depuraron a su padre, trabajador de los ferrocarriles, y estuvo preso durante varios años. Sufrió la separación de la familia, la soledad, las miserias del egoísmo del hambre de tíos y parientes. Aprendió el afán de la protección a los niños desde el dolor de su propio abandono, y es una madre imperfecta, como lo somos todas, que supo reconstruir su ternura con los jirones que le quedaron de su propia infancia. 

Hoy, a sus noventa y un años, sigue siendo un ejemplo de fortaleza y de resiliencia. 

¡Felicidades, Madre!

sábado, 4 de mayo de 2024

Esta ciudad



Esta ciudad se ha convertido en una acumulación de soledades. Almas vacías que se sientan frente a frente y no se miran, no hablan, no se conocen ni se reconocen.  Las pantallas iluminan los rostros inexpresivos, embrutecidos, cenicientos. La ciudad apila vidas en cordilleras verticales, en guetos amurallados con piscina, en burbujas sobre ruedas. Lo que ocurre fuera no es real. Los otros son fantasmas, criaturas de humo que a veces nos tocan y se disuelven en olvido, ruido de fondo, nada.