Como cada año, la Feria del Libro ha estado llena de sorpresas, de visitas y de conversaciones. El Retiro, vestido con sus mejores galas, una vez pasadas la intensas lluvias que casi siempre acompañan este evento, ha dejado que los autores, los lectores y los libreros nos reencontremos y disfrutemos los unos de los otros.
Tengo que agradecer especialmente a Esther (la bruja de Kirikú y la Bruja) y a Ana, su cariñosa acogida y su atención. Y, a los demás, espero que podamos volver a encontrarnos muy pronto en cualquier otra "ocasión literaria".