domingo, 25 de agosto de 2024



El ser humano tiende a la sumisión. El hombre pobre se somete al rico; el que se considera menos capaz al inteligente; el débil al fuerte; el consumidor, al especulador; el administrado al administrador. Y la forma de visibilizar esa sumisión es muy variada, desde el más común clientelismo, pasando por la adulación más o menos encubierta, hasta llegar al servilismo más abyecto.

Tal vez este sea el motivo por el cual nuestra sociedad no está dirigida por los más valiosos, sino por aquellos que conocen y utilizan mejor los resortes del poder: las debilidades humanas, el miedo y el control de los secretos ajenos. Las sociedades cambian, las tecnologías evolucionan, pero las herramientas de sometimiento siempre serán las mismas.


Imagen tomada de Foro Alfa

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