Esa luz.
Exactamente esa luz
me devuelve al momento.
La hora precisa tiene ese color.
El tiempo encapsulado posee esa tibieza.
Esa luz.
Exactamente esa luz
abría la mañana
el día que te fuiste
con un vacío cautivo entre las manos
y una resignación calcárea
creciéndote ya, con prisa, de los huesos.
Esa luz.
Exactamente esa luz
batida por el cálido cansancio del otoño
acogió tu despedida hueca,
tu salir sin ruido,
tu dejarnos solos para siempre.
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