Cabalgamos hacia el ocaso de Julio. La ilusión de que todo va bien comienza a diluirse. En Siberia se derrite el permafrost. Cuba camina hacia el final de una era. Nuevos colonos la cortejan preparando ya el asalto. España nunca deja de nutrir las barricadas. La generosidad es una palabra muerta en un anaquel del diccionario. Periodistas radiofónicos afean a invitados que se salen del guión, o del carril, o del tiesto del pensamiento establecido. Nuestros escritores reciben cobardes amenazas por correo. El fascismo se resiste a doblegarse. Los sanitarios enmudecen, agotados. Europa se vacuna y se protege. El mapa de la muerte se expande hacia otros lados. La gente solo quiere divertirse. La sombra del fracaso aún no nos abruma. Las olimpiadas son un eco muy lejano. La playa extiende filas de fieles sometidos. Los incendios no dan tregua. Alguien analiza nuestros datos en la red. El gran hermano ya no es un estado. Nuestros “me gusta” enriquecen a seres invisibles. La intimidad es un recuerdo. La vida es un sainete delirante. El mundo intenta aferrarse con denuedo a la esperanza.
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