domingo, 7 de agosto de 2022

54

 


54.Es un bonito número. Una cifra importante. Una baliza que dice más del pasado que del porvenir. 

El verano se abandona a la violenta mordida de un calor insoportable. Siempre parece que los estíos pasados fueron menos crudos, más ligeros y hermosos, más felices. En medio de uno de esos veranos nací yo, casi por sorpresa, en mitad de los  montañas del Jura. Imagino esos días cálidos de noches frescas. El revuelo de la casa a la que llega el bebé recién nacido.

Las voces de los inmigrantes españoles e italianos llenando los silencios del pueblo. Sus hijos montados en sus bicicletas nuevas colonizando un mundo que sentían propio.

Imagino los olores de la montaña: la hierba,

las flores silvestres, el agua de los riachuelos, las vacas haciendo sonar dulcemente sus esquilas.

54 años. Este verano también pasará, como han pasado todos hasta ahora, y dejará apenas el rastro de alguna fotografía y de algún recuerdo neblinoso que se diluirá para siempre en la marejada de la memoria mucho antes de lo que pueda imaginar.

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