Los pantanos españoles están secos. La lluvia no llega. Los piratas de las eléctricas los vaciaron, casi hasta las heces, durante el verano.
El litio será el próximo “Santo Grial”. Se abrirán las trincheras. Se afilarán las espadas de la ambición. Correrá la sangre.
Tenemos tanto miedo a perder que nos estamos quedando sin nada. La libertad cuesta dinero. Ya casi nadie es libre.
Putin ha tendido la alfombra roja para que pasen por ella todos aquellos que deseen alabarle, rogarle o intentar negociar. Deslumbrados por los dorados salones del Kremlin, sus visitantes parpadean admirados o asustados o confusos.
España sigue padeciendo la esclerotizada política electoral en la que vivimos sumidos desde hace demasiado tiempo.
Gran Bretaña soporta estoicamente la vergüenza de tener a un primer ministro que se comporta como un títere de Barrio Sésamo.
Los adolescentes no quieren usar condón. Ven mucho porno pero no saben nada sobre sexo.
Hacemos estudios de mercado gratuitamente. Facilitamos nuestra información cuando usamos tarjetas bancarias, cuando damos nuestro código postal al pagar en una tienda, cuando aceptamos las cookies al ingresar en una página web. ¿Quién usa todos esos datos y para qué?
Ya casi nadie es libre. Dejamos a nuestra espalda un rastro digital que nos define y nos señala.
Lo que hoy parece un presente y un futuro previsibles tal vez mañana no sea nada.
Los pantanos están secos. La lluvia no llega.
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