Hoy la noche respira. Se ha levantado el peso que oprimía nuestros cuerpos contra el suelo. El verano sigue su camino. Los incendios devoran bosques centenarios condenados al olvido.
Las mujeres afganas huyen de la violación legal, de la asfixia, de la lapidación, del borrado. Estados Unidos cierra otro capítulo bochornoso sin victorias, sin remordimientos, sin dignidad.
Haití vuelve a caer, aplastada por una naturaleza enfurecida. Por una pobreza crónica. Por un olvido endémico.
La noche de hoy respira. Los niños inmigrantes nos aterran. Tememos sus miradas dilatadas, esperanzadas, diferentes. Queremos que se marchen. Que salgan de las impúdicas noticias. Que se cierren las fronteras.
Los patronos alemanes demandan la jubilación a los 70. La longevidad no es un regalo. La población es un recurso. Un bien re utilizable. Una herramienta.
La meretriz del pop se revende y se recicla. Renace secretando provocaciones lascivas tan viejas como el mundo.
El verano se arrastra hacia el otoño. La política descansa su impericia dominguera. Silencia sus diatribas. Nos deja respirar por unos días.
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