Con una ironía electrizante y una narrativa fluida y
mórbida, Stefan Chwin secuestra al lector y lo arrastra a través de una
sucesión de situaciones surrealistas desde la Alemania de entre guerras, a la
residencia privada de Hitler en el Berghof, al frente oriental, a la
Rusia soviética en la que se describe un imaginativo e improbable encuentro con Stalin y con el cuerpo momificado de Lenin, para devolvernos finalmente a la Polonia de postguerra con la sensación de haber vivido toda una aventura salpicada de reflexiones y de anécdotas imposibles.
Vibrante, crítica, intensa y prolija, la novela de Chwin es
todo un regalo para leer con calma en un largo verano como este.
Paloma Ulloa
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