Tengo muchos libros pendientes de lectura y, entre ellos, estaba “El retrato de Irene” de Alena Collar
(El baile del sol, 2016), con el que he disfrutado de una lectura lenta y conmovedora.
La guerra, el fanatismo, el exilio, el olvido, la nostalgia y la Belleza, van llevando al lector, dulcemente, hacia el interior de una narración fluida y poética que envuelve y traspasa.
Irene, la joven, la mujer, la madre, la esposa, la abuela, ha construido a su alrededor una burbuja. Ha transformado en silencio su memoria. Ha perdido el contacto con su presente, como si transitara la vida sin tocarla; como si fuera otra persona quien la viviese por ella.
Pero el destino fuerza los caminos, se retuerce y vuelve a colocarla, en cierto modo, en el punto de partida, de regreso a la huida y al exilio.
La novela es una búsqueda, una reconstrucción, una exhumación que lleva a cabo Álvaro, el nieto de la protagonista, para desentrañar los silencios de Irene, las confesiones a medias anotadas en cuadernos, los secretos sellados por la distancia, el amor y la amistad.
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