Pintura: Edward Hopper
Qué importa si aquella luz que inunda tu memoria como el faro que te hizo caminar, nunca fue tal; y si la caricia furtiva que excitó tu alma no fue más que un accidente.
Qué importa si lo hiciste por amor o por despecho; si vaciaste la cuenta de los días para él o contra él, si al final la meta que alcanzaste fue la misma.
Qué importa. A quién le importa, si cada paso que te hace avanzar hacia el futuro te acerca inexorablemente hacia la muerte y te detiene en el umbral exacto de tu tiempo como un reloj disciplinado, entristecido, cansado de contar tus pasos y de tejer tus días.
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