miércoles, 16 de diciembre de 2015

Somos grandes, que nadie nos engañe.



Me preocupa el resultado de las próximas Elecciones Generales porque después del decepcionante debate del lunes creo que las fuerzas políticas tradicionales están encastilladas en actitudes de enfrentamiento; porque no han hablado de cómo trabajar para construir una España mejor; porque siguen reproduciendo la cansina demagogia que nos ha llevado a la crispación y a la disgregación, en vez de a la unión de nuestras fuerzas. 

Me preocupa que primen los intereses particulares de los lobbies que apoyan a las formaciones más consolidadas por encima de la noble tarea de construir un proyecto que realmente nos permita enfrentar el siglo XXI con todo lo que nos hace grandes: nuestra capacidad de trabajo, nuestros científicos, nuestros técnicos, nuestro potencial humano e intelectual, nuestra grandeza histórica y cultural, nuestra diversidad geográfica y lingüística y nuestra creatividad.

Tenemos un gran país, un país que es como un niño, tierra moldeable y rica con la que  tender un puente sólido y estable hacia el futuro si los políticos en los que debemos confiar a partir del 21 de diciembre estuviesen realmente a la altura de sus ciudadanos. Pero nos hace mucha falta recuperar nuestra autoestima, creer en nosotros mismos y convencernos de que somos capaces de llegar hasta donde nos propongamos y para eso, los que nos representen tienen que creer también en nosotros, en todos nosotros, tienen que alimentar nuestro deseo de superación y sentar las bases de una recuperación emocional, económica, cultural e industrial.


Somos grandes, que nadie nos engañe. Nuestra fortaleza no está más allá de las fronteras, nuestra fortaleza está en nosotros mismos. Voten el próximo 20 de diciembre, voten lo que deseen, lo que les represente, pero voten. Ejerciten su derecho a decidir y exijan un comportamiento ejemplar a aquellos en los que depositen su confianza. Necesitamos esfuerzo y dignidad. Necesitamos coherencia y un trabajo constante y honesto para que nuestros hijos, nuestros nietos, nuestros biznietos se sientan orgullosos del futuro que les dejaremos como única herencia posible. 

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