lunes, 29 de agosto de 2022

El día abruma


El día abruma. Pesan los cuerpos sometidos al martillo del calor. Se distienden las carnes reblandecidas por la desidia veraniega. La mente no quiere regresar. Se resiste a ser estabulada. Se contamina de vientos libertarios. Los conductores resignados reconquistan lentamente la ciudad abrasada, hambrienta de lluvias, avisada de tormentas que amenazan sin saciar la sequedad de sus bocas entreabiertas. 

El día abruma. Reconstruye lentamente las murallas que amputan horizontes. Los horarios que cercenan libertades. Los silencios que permiten respirar. Los propósitos de enmienda se van haciendo chicos, kilómetro a kilómetro, sobre el retrovisor imperturbable. La vida se copia a sí misma cada septiembre dejándonos desnudos y vacíos contra el fondo de un verano que ya parece insuperable. 

El día abruma. Los uniformes escolares pendulan en las perchas, rencorosos, dispuestos a dominar las carnes bronceadas y las mentes expansivas. Los maestros construyen horarios de colores para aliviar el luto del regreso: Padres contrariados. Hijos silvestres. Rutinas enquistadas en tareas mil veces repetidas.

El día abruma. Las ventadas dormidas de los pisos resucitan. Se escuchan llantos y rumores. Se cierran fauces de resignación contra la vida. Se estira un día más, una semana más, la comida por encargo, los despertares tardíos, el desayuno en la terraza, las noches sin urgencia y sin peligro.

El día abruma. Tal vez septiembre traiga consigo alguna gloria. Algún aroma de esperanza. Algún cambio largamente acariciado. Tal vez, los pequeños sueños del verano no se mustien al contacto plomizo del asfalto. Tal vez, las últimas líneas de ese libro que aún retumban, los últimos compases de esa orquesta vespertina, puedan salvarnos, todavía, de la trampa pegajosa de los días.

sábado, 27 de agosto de 2022

“Las frías noches de la infancia”


 “Las frías noches de la infancia” es un bocado delicioso y exigente. Transita una intimidad difícil, sin exaltaciones románticas ni dramatismo innecesario. Es una saeta que atraviesa la vida, la locura, las tradiciones, la familia, la supervivencia y la lucha por salir del oscuro laberinto de la mente enferma. Es un relato emocional de los paisajes de la infancia, de la sensualidad instintiva, del amor, la amistad y la belleza.


Una vez más Errata Naturae sorprende y convence con la elección de esta autora turca que escribió la mayoría de su obra en alemán. 


Tezer Özlü

“Las frías noches de la infancia”

Errata Naturae

miércoles, 24 de agosto de 2022

En la línea de salida


Las últimas horas del verano caen sobre un horizonte inestable.
 La ligereza estival se esfuma. La sombra de la guerra parece extenderse a los Balcanes. La banca incrementa sus beneficios. Los ciudadanos miran, de reojo aún, el fondo de sus carteras. La tierra ha ardido con insidia devorándose a sí misma. 

La campaña de vuelta al colegio llena de recuerdos infantiles mi memoria. Flota un aroma a lápices recién afilados. Los libros nuevos resplandecen en sus fundas. La cartera, limpia y vacía, espera soportar un curso más.


El tiempo, guardián rabioso de los ciclos, lucha por eclipsar las últimas horas de sol y holganza. La tierra ha girado una vez más y ha vuelto a colocarnos en la línea de salida. Los noticieros se recargan de presagios insidiosos. Los “expertos” afilan sus garras necrófilas sobre el futuro inminente.


Septiembre asoma su perfil furtivo entre los últimos rumores del descanso. Se acaba la fiesta. Regresa el peso plomizo de una realidad insostenible que parecía haberse hecho más ligera y soportable en estos días.

jueves, 18 de agosto de 2022

Champán de quemar. David Núñez Casallo

 


“Champán de quemar” de David Núñez Casallo (Talentura, 2020)


El  titulo de este libro de relatos ya nos anticipa lo que encontraremos al atravesar el umbral de sus páginas. 


El narrador juega con sus personajes, los arrincona, les hace enfrentarse a situaciones imposibles. Les obliga a sentir que “vivimos bajo una lluvia de culpas que empapa nuestras conciencias”. 


A lo largo de estos once relatos “hay momentos en los que nos vemos atrapados en la piel de otro”; en los que “el inocente muere una vez, el culpable todos los días”;  en los que el actor se pregunta si se mete dentro del personaje o es el personaje el que se mete en él; en los que a un hombre se le “desabotona la piel” en medio del delirio del alcohol; y los forenses saben ponerle “coordenadas a la muerte”.


En definitiva, merece la pena llenar once copas - chispeantes y sorprendentes  - con este “champán de quemar”. ¡Salud!

lunes, 15 de agosto de 2022

Soledades acumuladas


Imagen tomada de El País

Madrid se ha convertido en una acumulación de soledades. Almas vacías que se sientan frente a frente y no se miran, no hablan, no se conocen ni se reconocen.  Las pantallas iluminan los rostros inexpresivos, embrutecidos, cenicientos. La ciudad apila vidas en cordilleras verticales. En guetos amurallados con piscina. En burbujas móviles sobre ruedas. Lo que ocurre fuera no es real. 

Los otros son fantasmas.  Criaturas de humo que a veces nos tocan y se disuelven en olvido. Ruido de fondo. Nada.

Stoner. John Williams



Hay novelas que se te meten debajo de la piel y te van creciendo dentro incluso mucho después de haberlas terminado de leer por primera vez. Así es  “Stoner”, de John Williams. 

Poco puedo añadir a las decenas de reseñas que ya se han publicado sobre este libro (algunas de ellas firmadas por autores ilustres) salvo que me parece sorprendente no haberla conocido antes.


Son muchas las obras valiosas que se pierden en el enorme arenal de la industria del libro empujadas al olvido por centenares de novedades y campañas millonarias pero, felizmente, ésta ha sido rescatada por El baile del sol para nuestro más íntimo y emocional disfrute.

domingo, 7 de agosto de 2022

54

 


54.Es un bonito número. Una cifra importante. Una baliza que dice más del pasado que del porvenir. 

El verano se abandona a la violenta mordida de un calor insoportable. Siempre parece que los estíos pasados fueron menos crudos, más ligeros y hermosos, más felices. En medio de uno de esos veranos nací yo, casi por sorpresa, en mitad de los  montañas del Jura. Imagino esos días cálidos de noches frescas. El revuelo de la casa a la que llega el bebé recién nacido.

Las voces de los inmigrantes españoles e italianos llenando los silencios del pueblo. Sus hijos montados en sus bicicletas nuevas colonizando un mundo que sentían propio.

Imagino los olores de la montaña: la hierba,

las flores silvestres, el agua de los riachuelos, las vacas haciendo sonar dulcemente sus esquilas.

54 años. Este verano también pasará, como han pasado todos hasta ahora, y dejará apenas el rastro de alguna fotografía y de algún recuerdo neblinoso que se diluirá para siempre en la marejada de la memoria mucho antes de lo que pueda imaginar.

viernes, 5 de agosto de 2022

La radiante edad

La radiante edad” Antonio Báez Rodríguez (Talentura, 2022)


Nunca había leído nada de Antonio Báez pero esta “Radiante edad” me ha convencido de que merece la pena seguir leyéndolo.

El pulso de esta novela desconcierta, se enreda en sí mismo avanzando y retrocediendo en el mórbido tiempo de la memoria que se escribe y se reescribe constantemente de la mano de un narrador que habla sobre el niño que fue - sin sentimentalismos, con la lucidez normalizadora de la infancia-; del adolescente que le sucedió - con sus inquietudes, sus pulsiones y sus frustraciones-; y del adulto que reconstruye, juega, novela y se burla, cuando es necesario, tanto del presente como del pasado.

El texto alcanza a veces una belleza y una sensibilidad que pueden llegar a chocar frontalmente con la realidad más prosaica, con las servidumbres del cuerpo y las mezquindades del alma, pero todo ello fluye en un discurso continuo dividido apenas en nueve capítulos que homenajean a otros tantos títulos cinematográficos.

He disfrutado leyendo esta novela que ha viajado conmigo y en la que me he refugiado en los ratos robados al sueño y a la familia, porque un libro como éste necesita de cierta intimidad para beberlo lentamente, como se merece.