martes, 27 de septiembre de 2022

Miedo

 

Miedo. En el país que inventó el fascismo gana las elecciones el neofascismo. Putin juega a los dados con las democracias y en ese juego perverso, por ahora, va ganando.

Miedo. Europa se estremece (tarde) sintiendo como se descosen sus costuras.  Las bolsas de la compra no se llenan. El Euro se deshincha como un globo. El frío amenaza con instalarse en los hogares este otoño. El hambre se asoma a las ventanas afilando sus colmillos.

Miedo. El clima no entiende de política. Revienta el cielo anegando el presente. No hay dique que detenga las riadas ni cisternas que aprovechen su caudal.

Los ciudadanos impotentes ven cómo se pierde su vida deshecha por el agua, por la guerra, por la especulación, por el egoísmo.

Miedo. Nadie imaginó que la vida podía cambiar tan rápido arrasando las certezas en la Europa de 1914 y de 1939, en la España de 1936, en la Yugoslavia de 1991, en la Ucrania de 2022.

Miedo. Todo lo que parecía sólido se licúa. Nada queda en el cedazo de la memoria. Cada batalla parece única. Cada cañón tiene un tono diferente. Cada miedo lleva un nombre prendido en sus costuras.

Imagen: Sarolta Bán

martes, 20 de septiembre de 2022

“Nos tragará el silencio”. Miguel A. Zapata

 


“Nos tragará el silencio”. Miguel A. Zapata. El baile del sol

“Nos tragará el silencio” es un libro excepcional tanto por su estructura como por su propuesta. Ambientado en un mundo distópico que ha sufrido una sucesión de crisis económicas y pandémicas, describe a una sociedad erosionada e inmadura en la que los ciudadanos son adolescentes eternos, fácilmente manipulables por un estado invisible que los hace fluir, mansamente, sin violencia, a través de las diferentes instancias de La Hiedra. Y quién mejor que un narrador en primera persona, un “consignador”, para adentrarnos en ese universo; para guiarnos entre los espejos deformantes sobre los que se reflejan nuestros defectos presentes, pasados y futuros; sobre los que la historia y la filosofía se proyectan y se disuelven enredadas en las propias dudas del protagonista, de la ciudadanía de la que forma parte, de los lectores; sobre los que se siente la danza hipnótica de un bolero de Rabel que crece y decrece para volver de nuevo a la melodía original hasta enredar, atravesar y contener, como en una crisálida, a cualquiera que se encuentre cerca de La Hiedra.