miércoles, 1 de septiembre de 2021

Llueve

Llueve. Todo el cansancio del verano se desploma sobre la ciudad sedienta. Regresa poco a poco el lento transitar resignado de los coches. Las miradas tristes de los retornados. Las carreras previas al comienzo de la escuela. La revisión minuciosa del calendario, rastreando posibles huidas de la vida que nos damos. 

Llueve. Las facturas esperaban apiladas en la entrada. Las cuentas, que parecían ligeras y flexibles hace un mes, se han hecho plomo. El supermercado es una versión encarecida del que dejamos atrás. Se nos cansa el ánimo solo de pensar en cómo ascender la dura cumbre hacia diciembre.

Llueve. Por fin respiran las casas encalladas en el calor excesivo. En las siestas en penumbra. En los rumores saturados. En el sudor destilado gota a gota, a ritmo de sonatas y, a veces, de caricias. 

Llueve. Se nos llena la agenda con los buenos propósitos que hemos tejido en la distancia. Se nos cansa la esperanza de tanto exhibirla, de tanto estirarla, de tanto envolvernos en ella para que la erosión de la vida no nos hiera.

Llueve. Comienzo a leer un nuevo libro. Me diluyo. Me dejo llevar por su corriente. Septiembre puede esperar un poco más. Las tareas infligidas pueden aguardar por unos días. Unas palabras más. Unas páginas más y volveré al redil, tan manda como siempre.

Llueve.


Fotografia: Andrés López ALL photographer

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