domingo, 11 de julio de 2021

Reflexiones del Minotauro

 


Hace calor. La ciudad arde. Un ser microscópico está ganando la batalla. Hay personas brutales capaces de asesinar sin motivo. Las pantallas se están tragando los libros, el reflejo del mar, la belleza misteriosa de los bosques y hasta las conciencias. Masas embrutecidas llenan las calles para anestesiarse en manada. Los niños quieren ser “YouTubers”, “influencers” o “streamers”. La política es una pelea en el barro en el que hozan seres incompletos con aspiraciones morales. Hace calor. La memoria es un lastre que no conviene a nadie. Los muertos de la COVID rezuman olvidos resignados en playas atestadas y en celebraciones baldías. Los esfuerzos de nuestros padres por construirnos un futuro se están desintegrando. Los cadáveres adoquinan los cimientos de la mar. Las guerras se alimentan en silencio con intereses bastardos. Amamantamos a los hijos con odios reinventados. Los refugiados sirios ya no llenan diarios. Hace calor. El puño del verano nos aplasta. Tal vez por eso pienso en estas cosas mientras la tarde, resentida, cae desplomada sobre nuestros pobres cuerpos deshojados.

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