miércoles, 31 de marzo de 2021

Los fantasmas no hacen ruido

 



Los fantasmas no hacen ruido. Son seres evanescentes y discretos que saben guardar secretos, que te espían mientras comes porque añoran el placer físico de los aromas y los sabores en el paladar. Que suspiran mientras la gente se ama entre las sábanas acaloradas del verano. Que hacen vigilia con las madres asustadas que velan al niño enfebrecido y con los padres que se sientan pegados al teléfono cuando la madrugada avanza y los hijos aún no han vuelto a casa.

Los fantasmas no hacen ruido, pero acarician la nuca, algunas veces, para que sepamos que siguen con nosotros y nos susurran secretos al oído, avisos, noticias aparentemente intrascendentes que nos hacen cambiar el rumbo rutinario de la vida y nos salvan de un naufragio o nos arrojan al olvido según sea su memoria y su tristeza.

Los fantasmas no hacen ruido, pero construyen telarañas invisibles a nuestro alrededor y remueven con sus fríos dedos las memorias de los durmientes y, a veces, cambian las cosas de sitio, solo por divertirse.


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