martes, 7 de febrero de 2017

De espaldas a la muerte



Fotografía de Víctor Ferrando

Vivimos de espaldas a la muerte, tendemos un espeso telón alrededor de la única realidad ineludible en nuestras vidas porque en ella nos reflejamos y la angustia que provoca  su certidumbre nos hace mirar hacia otro lado.

Es extraño cómo el elogio a la vida de los cementerios se nos ha ido olvidado hasta el extremo de haber sustituido nuestra fe por otros estímulos como la competitividad, el consumismo o el éxito social, tan volátiles, tan inconsistentes y a menudo tan insatisfactorios.

Parece que el ser humano huye de sí mismo con la misma intensidad con la que cualquier animal escapa por instinto de un peligro. Pero antes o después debe enfrentarse a esa limitación tan humana que es el tiempo y debe mirar cara a cara el destino que a todos doblega e iguala.

Hoy he tenido que enfrentarme una vez más a la muerte, he mirado a los ojos de los que sufrían, he escuchado esa ausencia rechinante de palabras que ensordecen los duelos, he guardado un emocionado y respetuoso silencio por los que se han ido y por los que tendremos que marcharnos algún día y me he reconciliado conmigo misma y con la finitud inevitable de mi vida.

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