martes, 18 de marzo de 2014

Atardece



Sarolta Ban

Atardece perezosamente.

En los límites incendiados del crepúsculo, la esperaza del próximo verano brota sobre las huesudas ramas del invierno que se olvida; y el tiempo, gota a gota, arrastra nuestra existencia hacia el vertiginoso futuro, devorándonos sin piedad en la tediosa demora hasta alcanzar el próximo destino.

La vida nunca espera, no necesita el concurso de nuestra voluntad para agotarse y se precipita jubilosa en la catarata implacable hacia la muerte sin siquiera volverse un instante para confirmar que seguimos atrapados en su estela incandescente, marionetas inermes, incapaces de construir nuestro camino.

La tarde se desliza cálida y hermosa y me trae a la mente otras voces, otros libros, otros sueños que quedaron titilando sobre las primaveras precedentes sin llegar a dar su fruto. 

Paloma Ulloa

1 comentario:

Anónimo dijo...

Precioso y temible...
Empar