Lo peor no fue el cautiverio, asfixiante, humillante. Tampoco los periodos de aislamiento extremo, sin luz, casi sin comida ni agua. Ni los gritos de los otros presos, ni el frío corrosivo, ni el calor insoportable. Lo peor fue no saber nada de tí.
Lo peor no fue el cautiverio, asfixiante, humillante. Tampoco los periodos de aislamiento extremo, sin luz, casi sin comida ni agua. Ni los gritos de los otros presos, ni el frío corrosivo, ni el calor insoportable. Lo peor fue no saber nada de tí.
¿Qué clase de dios cavernario alienta la masacre de todo un pueblo para beneficiar a sus fieles?
¿Qué clase de padres pasean a sus hijos por el horizonte del horror de otros hijos estimulando el genocidio y regocijándose del hambre, la persecución y la muerte?
¿Qué clase de calidad humana tiene un colectivo que cree ser superior a los demás, igual que creyeron serlo los nazis que dejaron a su paso un rastro de muerte imborrable precisamente sobre ese pueblo elegido?