No hemos nacido tal y como somos en esta segunda década del siglo XXI; nuestra historia tiene sus raíces en otra España; una que crecía después de la dictadura, que se conformaba en los barrios de aluvión, que se componía de millones de voces anónimas, a menudo desafortunadas, que lograron hacer sus vidas en los mapas difusos de los márgenes urbanos.
Carmen Peire reflexiona en su “Mapas de asfalto” sobre esas vidas que sirvieron para cimentar el presente y de las que nadie se acuerda. Los arrabales obreros, el dolor de parto de la supervivencia, la crueldad de unos años de esperanza y subsistencia entre la reconversión industrial y el caballo, en los que el horizonte era trabajar como fuese para asegurarse un día más, una comida más, un techo bajo el que cobijarse, arropados por el calor de los otros olvidados.
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